domingo, 1 de enero de 2012

¡¡FELIZ 2012!!

LG

En este singular revuelo estaba la hostería que parecía un gallinero más que una digna posada en el camino.
Y hablando de gallinero, Fray Junípero seguía haciendo guardia a la bruja, esperando el milagro de un suspiro que esta estrafalaria mujer le pudiera arrancar a su santa humanidad; Salmorelli acaparaba la vista del resto de las mujeres que allí se encontraban, las santas y las de las otras, imaginaos, que a las gitanas se les caían los calcetines de sólo mirarlo; Pierrge Pandantieu, el pirgata… er… digo el pirata francés, que se babeaba de tanto mirar a la niña María de las Mercedes y esta que oxidaba con sus calores la cerradura de su cinturón de castidad… Si le agregamos a Manolo, el Malbaído, queriendo escabullirse de lidiar los seis toros de la ganadería de Pinchafierros, y a todo el cotorrerío que por allí se llevaba a cabo, no se escuchaban ni los pensamientos. Hasta que de repente el vozarrón de la mujer de Buttarelli hizo callar a todos:

-A ver si os llamáis a sosiego y me decís qué día os parece que es hoy… -Todos se miraron entre sí sin saber qué contestar, por lo que la matrona, erguida en una sola pieza y sacando tetas (que eran como las ubres de dos vacas juntas) se plantó en medio del corrillo y anunció:

-¡¡Hoy es el primer día del Año Nuevo!! ¿No os parece que deberíamos recibirlo con una fiesta? –Miráronse todos y cada uno de aquellos parroquianos y visitantes y al unísono gritaron un “¡SÍÍÍÍÍÍÍÍ!” encantados de la vida.

Buttarelli mandó asar un cerdo, dos pavos y un cordero. Personalmente coló el vino de la casa de uno de sus toneles, pues flotaban en él algunas cosillas que se movían y que daban qué pensar, luego llenó todas las jarras que había en su casa y ordenó escanciar a todos por su cuenta (pues le pareció un buen modo de quitárselo de encima sin echarlo al río).

Todo era algarabía y buen humor, a nadie le importaba si las gitanas bailaban flamenco sobre las mesas y con las faldas levantadas hasta el ombligo, o que Salmorelli y Manolo cantaran abrazados, fruto de los vapores del vino de Buttarelli, o que la niña olvidara el candado que guardaba su ama y se fuera acompañada por el pirata francés atrás del gallinero, el mismo donde el Fray exorcizaba a la bruja para sacarle el demonio del cuerpo, cosa que hacía con magistrales movimientos de cadera. ¡Y vaya que dio resultado! La bruja, encantada perdió hasta el nombre y quedó tan mansa como el cordero asado.
¡Bendito Año Nuevo!

Ya os diremos cómo acabó la cosa, por ahora os dejamos en pleno festejo y nos vamos a festejar también nosotros. Queremos desearos:

¡FELIZ AÑO NUEVO! DE TODO CORAZÓN
QUE SEÁIS FELICES.